Te extraño, y lo que te extraño. Y en realidad no te extraño a vos, extraño eso que sentía cuando abrías la puerta de tu casa, cuando caminaba esas dos cuadras desde el bondi hacia vos, esos nervios, esa magia, esa extraña felicidad.
Te extraño y no. Cuando pienso en vos me sube un enojo, una bronca, una furia. Y después se calma, y dice "ya esta", "ya paso". Y me da por lagrimear cada tanto, por ya no sentir eso.
Pero ya habrá otras puertas, otros nervios, otro sentimiento y una persona que no vas a ser vos, y no es fácil saber que no vas a ser vos. Duele. Pero es mejor así.
Adiós, mil veces.
25 de marzo de 2013
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